era un veterano de la guerra entre las pandillas de East Los Angeles. Atraído por una cultura pandillera aparentemente insuperable, fue testigo de un sinfín de balaceras, golpizas y arrestos y, más tarde, con un miedo cada vez mayor, presenció cómo las drogas, los asesinatos, los suicidios y una delincuencia callejera carente de sentido cobraban la vida de amigos y familiares.
Poco tiempo después, Rodríguez encontro la manera de dejar atrás la vida del barrio a través de la educación y el poder de las palabras. Así pudo liberarse de años de violencia y desesperación. Una vez alcanzado el éxito como poeta chicano varias veces galardonado, Luis llegé a pensar que las calles ya no lo perseguirían, pero entonces su hijo ingresó en una pandilla. Rodríguez luchó por su hijo mediante el relato de su historia personal.
La Vida Loca es una vívida croónica que se adentra en las motivaciones de la vida de las pandillas y nos advierte de la muerte y la destrucción que, tarde o temprano, se lleva la vida de sus participantes.
A ratos desgarradoramente triste y cruel,
La Vida Loca es a la larga una historia verdadera, llena de inspiración, esperanza y sabiduría, y una lección duramente aprendida para las nuevas generaciones.