a mudarse muy lejos. Y Amalia se siente triste y enojada. Sin embargo, aunque la vida parece injusta, las sabias palabras cariñosas de su abuelita la ayudan a sentirse un poco mejor. Amalia disfruta el tiempo que comparte con su abuela: cocinando, escuchando cuentos y música y aprendiendo de la familia mientras miran las tarjetas que la abuelita atesora en una caja de madera de olivo.
Pero cuando una nueva pérdida sacude la vida de Amalia, nada tiene ya sentido. Podrá descubrir Amalia, a pesar del dolor, que especial es, aun si quienes ama ya no están a su lado?