ere en el anonimato y su amigo se da a la tarea de imaginarle una vida basada en cuarenta y ocho poemas que el finado deja guardado en una libreta amarilla. El resultado es una indagación en las dificultades inherentes en toda relación sentimental, las consecuencias de una vida vivida en la dificultad de un exilio, las incongruencias del silencio y la soledad; pesquisas sobre la fe, Dios y la existencia, y la dificultad de envejecer, enfermar y morir en dignidad y armonía. Y, por último, con ese poema cuarenta y nueve, el sorprendente desenlace final y victorioso sobre la muerte.
"Y luego la tormenta" es una novela escrita en dos voces: la voz del amigo que interpreta los poemas, y la voz del poeta desde el fondo de sus versos. El texto es un hermoso testimonio a la amistad, a la vida y a la increíble dicha de vivirla.