0A partir de los años ochenta, con la fragmentación de la escena pop-rock en múltiples subculturas, debido a la excesiva proliferación de géneros, empiezan a surgir publicaciones monotema referidas básicamente a un único fenómeno o artista consolidado; algunas se dedican al análisis y la reevaluación histórica y otras dispuestas a subirse a la ola del éxito para glorificar al ídolo del momento. La música disco, en sus múltiples facetas artísticas, aunque sean menores, actuó como suavizante de tensiones sociales, recogiendo y envasando al vacío la ira y el descontento juvenil por la insatisfacción pseudopolítica acumulada en la década anterior, centrifugándolos y restituyéndolos en un package deal enérgico y altamente (pro)positivo. Los años ochenta fueron una especie de calma después de la tormenta.(...) Sin embargo, se deben fijar algunos puntos de anclaje. Podríamos decir que dentro del fenómeno hay al menos cuatro líneas de demarcación bien definidas, en referencia al estilo, composición o estilo sonoras, dependiendo de los estilos personales de diferentes productores. Por ejemplo, el modelo Turatti-Chieregato, aunque orignal, hacía clara referencia al expresivo estilo inglés o alemán de tipo neorromántico: sonoridades Alphaville y Yazoo están fácilmente identificables en su vasta producción, caracterizada por acordes, melodías y ritmos que arrastran directamente al oyente hacia la pista de baile; la alquimia sonora de Pier Luigi Giombini y Paul Mazzolini (Gazebo) seguía varias trayectorias emocionales, más cerca de la new wave inglesa y del pop melódico, se caracteriza por el ralentí en los bpm; las producciones de Farina y Crivellente se acercaban más hacia la experimentación e investigación de nuevos sonidos. Quizás los resultados en términos mercantiles no fueron los esperados, pero sin duda alguna son los que cuentan con infinidad de seguidores aún hoy en día; la sociedad Martinelli-Zanini dio inmediatamente buenos resultados, crearon un estilo menos ortodoxo del género ya que se enriqueció de sugerencias sonoras sinfónicas y clásicas de gran factura, aunque diluida y dispersa en un número excesivo de proyectos, que no siempre fueron musicalmente uniformes y coherentes.(...)