Ni puedo ni quiero aceptar la teoría de que largas secuencias de accidentes no relacionados determinan los acontecimientos mundiales. Es inconcebible que los que tienen el poder y la riqueza no puedan unirse con un lazo común, un interés común y un plan a largo plazo para decidir y dirigir el futuro del mundo. Para aquellos con recursos, hacer lo contrario sería totalmente irresponsable. Sé que yo sería el primero en organizar una conspiración para controlar el resultado del futuro, si fuera una persona y una conspiración que aún no existiera. Lo haría intentando asegurar la supervivencia de los principios en los que creo, la supervivencia de mi familia, mi propia supervivencia, y la supervivencia de la raza humana, y no por ninguna otra razón.
Creo, pues, que se está jugando una gran partida de ajedrez a unos niveles que apenas podemos imaginar, y nosotros somos los peones. Los peones sólo son valiosos en determinadas circunstancias y a menudo se sacrifican para obtener una ventaja. Cualquiera que haya estudiado estrategia militar está familiarizado con el concepto del sacrificio. Los que hayan estudiado seriamente la historia probablemente habrán descubierto la verdadera razón por la que hacemos la guerra de forma regular.
Antes de leer este libro, os aconsejo que juguéis al menos dos partidas enteras de ajedrez. Debéis aprender las normas con las que ELLOS juegan. Debéis daros cuenta de manera objetiva que algunas piezas son más valiosas que otras, y que el rey es la más valiosa de todas. No podréis captar la realidad si os pillan con la fantasía de que "esto no es justo." Debéis llegar a saber que lo único que cuenta es el resultado final del juego. Os mintieron cuando os dijeron que "no importa si ganáis o perdéis, sino como jugáis." En el mundo de la élite ganar lo es todo. De hecho, no hay nada más. La élite en el poder intenta ganar.
Mi investigación ha demostrado, en este punto, que el futuro que nos han dibujado casi puede ser imposible cambiarlo. No estoy de acuerdo con los medios que unos cuantos poderosos han elegido para acabar con nosotros. No estoy en absoluto de acuerdo en que el exterminio sea nuestro final. Pero si no podemos hacer despertar a la gente de su sueño, sólo una guerra civil detendrá el resultado previsto. No baso esta afirmación en el derrotismo, sino en la apatía de la mayoría del pueblo estadounidense. Hace veinticinco años hubiera creído lo contrario - pero veinticinco años atrás yo también estaba profundamente dormido.
Se nos han enseñado mentiras. La realidad no es en absoluto lo que percibimos.