s, obsesionados por el recuerdo de pasiones ante las que tuvimos demasiado miedo, y ante las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el coraje de ceder. Juventud! Juventud! No hay absolutamente nada en el mundo más que la juventud! Una piedra angular en los debates entre la ética y la estética, en las relaciones que mantienen el bien y el mal, el alma y el cuerpo, el arte y la vida.