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0Natalia, que hab a hecho todo lo posible por asemejarse f sicamente a Frida Kahlo, tras un agitado encuentro sexual se sent en el tocador para desmaquillarse. S lo que, contra su voluntad, la imagen copiada tres veces por las lunas frente a ella, tom un delineador y procedi a acentuar sus renegridas cejas. "Pasamos un buen rato no? -le coment risue a Frida desde el fondo del espejo-- Aunque he tenido mejores amantes Por sobre la juventud, la experiencia..." Natalia se sorprendi , pero sinti ndose en confianza, no pudo evitar preguntarle a su reflejo: " Qui n era el mejor de todos? Diego?" "No, claro que no. Diego era mi padre y tambi n, en cierto sentido, mi hijo. Le gustaba alardear de su virilidad, pero en realidad le interesaban m s su pintura y su actividad pol tica. Por eso -agreg con un gesto picaresco- yo ten a que buscar compensaciones..." Platicaron hasta el alba como dos buenas amigas. Sin embargo, con el paso de los d as, Natalia tiene ahora la sensaci n de que sobre su voluntad se est imponiendo la de otra persona, quiz s Frida, por lo que busca ayuda psicol gica y conf a a su analista que "Desde hace tiempo, cuando tengo alg n problema, me dirijo al Museo de Arte Moderno y me siento ante el lienzo de Las dos Fridas, las interrogo y llego a alguna conclusi n. El vigilante y los escasos visitantes suelen verme con curiosidad dos Fridas en el cuadro y yo enfrente, tres] pero generalmente estoy demasiado preocupada para que me importe. Me introduzco en el cuadro. Las dos Fridas est n unidas por una vena que conecta sus corazones, el uno entero, el otro roto. La de la derecha lleva un vestido tradicional; la de la izquierda uno blanco, mucho m s elegante. Parece una novia. La primera lleva en la mano una miniatura con Diego ni o. Parece una madre, orgullosa de su hijo. La segunda sostiene con unas pinzas quir rgicas una vena rota. Cu l es el sentido de todo esto? Una ruptura, una separaci n?... Un impulso muy poderoso me oblig a volver a la pintura: El cielo sobre las Fridas amenaza tormenta... Fije mi vista en la novia: de su vena rota goteaba sangre, que ya hab a manchado su vestido... y vi c mo el l quido se derramaba por el suelo y avanzaba hacia mis pies. Me desmay en un mar viscoso, rojo y caliente..."Este es un fragmento del cuento Las dos Fridas, pero en el volumen s titulado se incluye adem s una cr nica, esta s documental, sobre las relaciones de Frida Kahlo con el mundo del cine de su poca.